Testamento político con salsa de chiles mixtos

 


El rey Peje con su consorte en Palacio Nacional,
después de anunciar su testamento político.


Preparaba una salsa de chiles mixtos, cuando escuché al presidente, en la radio, decir que "tenía un texto guardado con el propósito de que, en caso de su fallecimiento, se garantizara la continuidad en el proceso de transformación y que no hubiera ingobernabilidad". Los chiles del comal comenzaron a moverse; mi cerebro también. Era una señal. Llamé a Galito, un pequeño robot que se encarga de diversas tareas, como buscar información, escribir lo que pienso y decirme “maestro”.

-Galito, busca tuits del testamento político.

-Sí, maestro.  Jenaro Villamil (@jenarovillamil) escribe: “Cuando un mandatario, un líder menciona un “testamento político” habla de la continuidad del cambio, de mantener el mandato recibido por los votantes en caso de ausencia. Lo demás son especulaciones vulgares, a la altura de las miserias y del zopilotaje.”

-¡Ah, caray, Galito, esas metáforas aviarias no las conocía!

-Ni yo, maestro.

-Porque una cosa es perseguir la chuleta y otra cosa es la justificación servil. Eso es una vulgaridad a la altura de un gobierno miserable. A ver, léeme otro.

-Francisco Burgoa (@franciscoburgoa), constitucionalista: “¿Testamento político? La Constitución es muy clara: en el momento actual, si hubiese falta absoluta del presidente de México, de inmediato el secretario de Gobernación asumiría la presidencia provisional (máximo 60 días) y el Congreso deberá nombrar al presidente sustituto”.

-Esto es un verdadero argumento legal, Galito. No las pequeñeces laudatorias de un burócrata con ínfulas de periodista.

Recordé a Luis XVI y su testamento político. Galito buscó el texto y le pedí que escogiera el siguiente fragmento: “A Dios le encomiendo a mi mujer, a mis hijos, a mi hermana, a mis tías, a mis hermanos, y a todos aquellos con los que me unen los Lazos de Sangre o cualquiera otra manera que pudiera ser. Ruego a Dios particularmente que mire con ojos de misericordia a mi mujer, a mis hijos y a mi hermana, quienes desde hace mucho tiempo sufren conmigo, que los sostenga con su gracia si llegan a perderme, y mientras sigan en este mundo perecedero”. Pensé en López Obrador, su narcisismo, su megalomanía, su sensiblería, abrazado a las naguas de su mujer, quejándose de lo mucho que ha dado por el país y de los impedimentos que ha tenido para construir su legado. Un rey necio, rodeado de siervos incompetentes que anhela la posteridad de bronce, cuando sabe que sólo le alcanza para una estampita furris de la papelería.

 - ¿Cuál legado, Galito? ¿Cuál legado? Su testamento es un calzón cagado con el mapa del país.

Probé la salsa. Había quedado sabrosa. Le dije a Galito que anotara la receta en mi testamento.

 

 


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