Las Terribles desventuras del Dr. Panza, una farsa inteligente

El humor inteligente es una virtud escasa en la dramaturgia contemporánea. Parecido a  encontrar un manantial de alegría y entusiasmo colectivo en una sociedad profundamente melodramática y fatalista como la nuestra. 

Pensemos por ejemplo en el sobrepeso y en la  obesidad en la población de 5 a 11 años de edad. Si revisamos los últimos datos de ENSANUT y la contratamos con 2012, veremos que hubo una reducción de 1.2 puntos porcentuales en obesidad infantil; pero estadísticamente los resultados no son significativos. Y tanto el número de niños con sobrepeso como el consumo de alimentos que aumentan el riesgo de obesidad y las enfermedades crónicas sigue siendo elevado. El problema, desde luego es multifactorial, pero hay una enorme responsabilidad de los padres, quienes son una influencia poderosa en la construcción de buenos hábitos alimenticios. 

Las Terribles desventuras del Dr. Panza, escrita por Ángel Luna, dirigida por Roam León, recupera el tema de la alimentación y cómo ésta incide en nosotros y en la relación con los otros. De igual forma, aborda otros temas transversales como el bullying, la intolerancia, la burla, el prejuicio, el rechazo a la otredad. 

Por otra lado, la enorme frescura y naturalidad del texto de Luna y la dirección actoral de León, alejan la obra de lo panfletario y lo inverosímil. Para ello se valen de composiciones originales de música surf que combinan impecable con la farsa, esa pieza breve que satiriza los defectos de la sociedad. Moliére decía que la forma más efectiva de atacar un vicio es exponerlo a la burla del público. 

Las Terribles desventuras del Dr. Panza recupera esa idea de la comedia francesa y nos ofrece una farsa inteligente, cautivadora, hilarante, que rehuye del moralismo simplón y la comedia burda. Un espectáculo maravilloso, dirigido para todo el público, que toca la razón con una carcajada y nos revela que los triglicéridos no se combaten por decreto.