Trump, ¿vuelta al Medievo?

En redes sociales leo que la llegada de Trump es la vuelta a la Edad Media. Lo primero que se me viene a la mente es como en qué siglo del Medievo inscribimos su ascenso. Si consideramos que la Edad Media es una construcción sociocultural de diez siglos (V al XV) y la periodización de la historia es un tanto artificial, entonces la llegada de Trump podría caber en cualquier momento histórico: la Época del Terror francés, por mencionar alguno.  Decir que el ascenso de Trump es una vuelta a la Edad Media es no decir nada.
De igual forma, he leído que la llegada de este demagogo al poder es el regreso de los bárbaros al Imperio Romano. Vamos por partes. Pensemos, por ejemplo, en la  reciente retirada del Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica y el ánimo proteccionista-nacionalista hacia donde se enfila la administración Trump; luego contrastemos dicha postura con el asentamiento de los germanos (476 a.C) en la cuenca del Mediterráneo. Para ello me valdré de un gran historiador de la economía medieval: Henri Pirenne. Para éste los germanos nunca pretendieron anular el legado del Imperio Romano. Lo barbarizaron, pero no lo germanizaron conscientemente. Dentro de los múltiples excesos cometidos por la invasión, los germanos conservaron la fisonomía romana y parte de su estructura política y económica.  No sólo eso, el Mediterráneo nunca perdió su importancia comercial con la llegada de los pueblos germánicos ni éstos cerraron sus fronteras comerciales. Al contrario establecieron una ruta comercial continua entre el Oriente Bizantino y Occidente (Constantinopla, Siria, África, Egipto, Italia, España).

En realidad el ascenso de Trump tiene más parecido con la expansión del Islam que destruyó el orden mundial durante el siglo VII (con la conquista de Persia, de Siria, de Egipto y de África), aniquilando a la comunidad mediterránea. Lo que llevó a la separación comercial del Oriente y Occidente, al cierre del Mediterráneo, al estancamiento económico y a la decadencia comercial. Para acabar pronto, Donald Trump tiene más trazas de un fundamentalista cuya religión se llama: “Make Amercia great again”.

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